Dios tiene algo preparado para ti
Los cristianos hablamos mucho de que Dios prepara cosas para nosotros. No es raro escuchar afirmaciones como “¡Dios tiene preparado un gran ministerio para ti! ¡Está a la vuelta de la esquina!” o “¡Dios ha preparado el cónyuge perfecto, solo tienes que creerlo y lo recibirás!”. No sé de dónde sacamos estas ideas. En la Biblia no hay promesas específicas de que recibiremos cierto trabajo; la Escritura no nos ofrece la certeza de que nuestra situación económica o estado civil cambiarán si tenemos la fe suficiente.
Con todo, sí existe algo que, según la Biblia, Dios explícitamente preparó para nosotros.
(Sigue leyendo abajo del video).
Lo encontramos en Efesios 2:10:
«Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas».
Así es: lo que Dios preparó para nosotros no es algo que obtenemos —un carro, un cónyuge, un trabajo millonario— sino algo que ofrecemos… ¡buenas obras!
Si hemos vivido un cristianismo enfocado en obtener, esto puede resultarnos chocante. Sigo a Jesús para recibir bendiciones: estabilidad económica, salud, una familia feliz, ¿no? ¡NO! Se nos escapa que —aunque Dios en su misericordia puede concedernos muchas cosas buenas en esta vida terrenal— la bendición más grande de todas ya nos ha sido dada… ¡la única bendición que realmente necesitamos!
Lo encontramos un poco antes, en el mismo capítulo de Efesios:
«… éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados), y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Efesios 2:3-7).
Esta maravillosa salvación es la que nos impulsa a vivir para ofrecer, no para obtener. Podemos vivir para dar, para amar, porque lo que más necesitamos ya nos ha sido concedido gratuitamente. ¡Tenemos vida! Ahora podemos invertirla en amar a Dios y al prójimo, haciendo discípulos como nuestro Señor nos mandó (Mateo 28:18-29).
Deja de buscar obtener, cuando tienes todo lo que necesitas en Cristo Jesús. Busca amar con el amor que has sido amado. Dios preparó buenas obras para ti hoy, camina en ellas.
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