Deja de pelear en Internet
Durante muchos años, Twitter (ahora X) fue mi red social favorita. Lo consideraba un lugar cautivador, dedicado al intercambio de ideas. Ahí podía conocer a personas de todo lugar y aprender de ellas. Fue esa plataforma compartí mis primeros intentos de escritura y conocí a quienes se convertirían en mis colegas en Coalición por el Evangelio. Ahora, sin embargo, me mantengo alejada. No tengo ganas de volver.
Verás, aunque Twitter y otras redes sociales pueden ofrecernos un montón de cosas maravillosas, también amplifican mucho del cochinero que existe en el corazón humano (¡incluyendo, por supuesto, el mío!). Me cansé.
Jesús dijo que seríamos conocidos por el amor (Juan 13:35). Pero parece que, al menos en Internet, los cristianos somos más conocidos por pelearnos y dividirnos en batallas teológicas interminables. ¿Qué nos pasa?
La teología es importante, de eso no hay duda alguna. Pensar correctamente acerca de Dios es crucial. Debemos corregirnos unos a otros cuando fallamos y apuntarnos al entendimiento correcto de la Palabra Dios. Hay doctrinas por las que vale la pena discutir públicamente y derramar mucha tinta. Existen verdades centrales del evangelio que debemos sostener y defender hasta la muerte. Pero también hay muchos asuntos doctrinales en los cuales siempre habrá desacuerdos entre cristianos y por los cuales no deberíamos hacer un escándalo, mucho menos en redes sociales (donde la discusión es sumamente impersonal y está a la vista de todo el mundo). Es crucial buscar sabiduría para determinar cuándo debemos hablar y cómo debemos hablar. El libro «Escoge tus batallas» de Gavin Ortlund nos puede ayudar en el proceso.
(Sigue leyendo abajo del video).
Filipenses 2:14-15 dice: «Hagan todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo». Así es como debemos conducirnos en Internet.
El temor al Señor debe guiar cada una de nuestras interacciones; queremos honrarlo con cada palabra que expresemos. También debemos guardarnos de confundir o insultar a los hermanos que piensan distinto a nosotros. Además, procuremos dar un buen testimonio a los no creyentes que nos están viendo. Somos llamados a ser luz en un mundo oscuro, no a lanzarnos bombas entre nosotros. Que nuestras discusiones sean productivas, buscando siempre la paz, la unidad y la verdad, no el tener la razón y ganar una discusión.
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