¿No puedes concentrarte? Eliminar las distracciones no es suficiente

Estoy un poquito obsesionada con el tema de la productividad. Me encanta leer sobre ello y encontrar maneras en las que puedo ser más efectiva al realizar mis tareas diarias. Realmente creo que puedo amar y servir mejor a las personas utilizando mi tiempo, energía, y habilidades de manera responsable.

No uso redes sociales en mi móvil (descargo Instagram algunas veces a la semana para subir fotografías); prácticamente todas las notificaciones de mis dispositivos están siempre desactivadas; tengo extensiones web para limitar mi tiempo en las páginas de Internet que me hacen perder tiempo. Como verás, soy buena eliminando distracciones.

Pero eso no es suficiente.

Y últimamente estoy bastante consciente de ello.

Mientras escribo este artículo, he cambiado de tarea unas cinco veces. Nadie me llamó. No recibí ningún mensaje o notificación. Mis tareas más importantes del día ya están terminadas y mi bebé está durmiendo una siesta. Entonces, ¿qué pasa? Sucede que, a pesar de todas mis herramientas y estrategias, mi cerebro sigue siendo un adicto a la distracción.

¿Te ha pasado?

Estás frente a una tarea importante, que requiere esfuerzo y atención, y — de alguna u otra manera — encuentras la forma de escapar. De repente, la pila de platos sucios parece lo más atractivo del mundo. Recuerdas que tienes que llamar a alguien. Abres tu correo solo para estar seguro de que no hay nada importante que atender.

“Anhelamos la distracción en parte porque estamos aterrados de vivir en un mundo insignificante, y luchamos por descubrir un sentido de plenitud satisfactorio en el mundo porque estamos distraídos continuamente”.

— Alan Noble

La mayoría de nosotros hemos perdido la capacidad de concentrarnos en lo importante. Lo importante requiere esfuerzo (piensa en leer un libro vs. mirar un video en YouTube). Lo importante requiere tiempo (piensa en aprender a tocar el piano vs. escuchar música pasivamente en Spotify).

No es que no hagamos cosas importantes, es que nos resulta muy difícil. Nos interrumpimos constantemente, tratando de satisfacer nuestro deseo de consumir algo fácil y rápido. Cuando escribo este artículo y me encuentro sin palabras, mi primer instinto es ir a la distracción (como revisar el correo o Twitter) en lugar de luchar con las ideas y seguir trabajando. El entretenimiento me provee satisfacción instantánea con muy poco esfuerzo. La satisfacción de escribir este artículo tarda en llegar y requiere mucho más trabajo.

Dicen los que saben que la atención es como un músculo: tenemos que ejercitarla. ¿Cómo lo hacemos? Aquí algunas ideas:

Empieza pequeño:

Utiliza una aplicación como Forest (o incluso el temporizador de tu teléfono) y crea espacios diarios de unos 15 minutos en los que te concentrarás en una tarea particularmente difícil que sabes que vale la pena. Quizá es leer un libro, escribir un artículo, practicar un instrumento, aprender un idioma, o incluso tener una conversación profunda y sin ruido de fondo con alguien que amas.

Resiste el impulso de huir:

Durante esos 15 minutos no hagas nada más que la tarea que te haz propuesto realizar. Si las cosas se ponen difíciles y te ves tentado a revisar tu teléfono, recuerda que son solo quince minutos. Respira profundo. Haz una pausa. Pero, hagas lo que hagas, no cedas ante la tentación de correr hacia la distracción.

Diseña tus espacios:

Sin darnos cuenta, nuestros teléfonos, computadoras, e incluso nuestros hogares están diseñados para la distracción. Notificaciones para cada correo o mensaje; la televisión en el centro de la casa y siempre encendida; redes sociales sin ningún tipo de restricción. Distraerse es fácil, y nosotros lo hacemos aún más. Aquí es donde eliminar las distracciones nos ayuda a ejercitar la atención. Cuando sientas impulso de huir, será mucho más fácil resistirlo cuando te toma 5 minutos (en vez de un segundo) encontrar algo con qué entretenerte.

Desarrolla pasatiempos valiosos:

¿Soy solo yo, o la gente ya no tiene pasatiempos? Juegos de mesa, bordado, jardinería, cerámica, pintura, repostería… parece que antes era mucho más común que las personas tuvieran una actividad recreativa — que desarrollara sus talentos y su mente — para practicar en su tiempo libre. Ahora llenamos cada espacio vacío con redes sociales. Te lo digo por experiencia, aun si eliminas toda distracción, si no llenas tu día con algo valioso, encontrarás la manera de desperdiciar el tiempo haciendo cualquier cosa que no vale la pena.

La atención es uno de nuestros recursos más valiosos. Nos convertimos en aquello en lo que perseveramos. Sin darnos cuenta, hemos estado regalando nuestra atención a compañías como Facebook, Twitter, y YouTube, que el único interés que tienen es ganar dinero a través de nosotros.

No digo que dejes de usar para siempre todas las redes sociales (aunque sí creo que eso traería más beneficios que desventajas). Pero, ¿no has pensado en todo lo que pudieras hacer si utilizas tu mente cada día para crear algo productivo y valioso? Las posibilidades son infinitas. ¡Empieza hoy!

ProductividadAna Ávila