Cómo leer cuando tienes un bebé en casa

Si has visto un drama médico (no lo niegues), sabes que un doctor en entrenamiento tiene que responder inmediatamente cuando se solicita su servicio. No importa qué esté haciendo. Puede estar durmiendo, en el baño, en una cita… no importa. Si lo llaman, debe contestar.

Tener un bebé es algo así. Pero nadie te paga. De hecho, te cobran. Pero vale la pena: los niños son adorables. Y en unos años podrás mandarlos a la tienda.

Fuera de broma, tener un bebé es increíblemente demandante. Es una de esas cosas que todo mundo sabe pero nadie entiende hasta que le pasa. Dicen que nadie se da cuenta de lo fuerte que es hasta que no le queda más opción que ser fuerte. Y creo que nadie sabe lo capaz que es hasta que tiene un humanito gritando a todo pulmón obligándolo a ser capaz.

Con ese pequeñín absorbiendo tu tiempo, energía, y dinero, puede parecer que no queda nada más que ofrecer. Y si algo he aprendido durante estos ocho meses, es que uno definitivamente debe bajar sus expectativas. Pero eso no significa que debamos desperdiciar todo nuestro escurridizo tiempo libre viendo Netflix o acosando gente en Instagram.

Mi experiencia hasta hoy es solo con un bebé menor de nueve meses. Mis amigas me reportan que cuando están un poco más grandes se empiezan a comer tus libros (hasta ahora solo lo dejo comerse los suyos). No tengo idea de cómo sobrevivir esa etapa; reportaré sobre ella más adelante.

1. Si quieres leer, hazlo una prioridad.

Lo sé, lo sé. Esos platos sucios te hacen sentir la peor ama de casa del mundo. De todos modos, lee primero. Sí, sí. Tu bandeja de correo electrónico tiene 763 mensajes no leídos. De todos modos, lee primero. Entiendo, entiendo. El bebé se está quedando sin voz por la histeria. De todos modos, lee… NO ES CIERTO. Atiende al humano, aprovecha los tres segundos que se distrae con sus juguetes colgantes y entonces lee.

El punto es que, si quieres leer, vas a tener que hacerlo tu prioridad. Seamos honestos, cuando el bebé se duerme, estamos muertos de agotamiento. Lo único que queremos es ser como los humanos en Wall-e: pasarnos el día viendo Netflix y comiendo chatarra. Es normal sentirse así. Pero es especialmente en las épocas cansadas de nuestras vidas que debemos luchar contra la tentación de convertirnos en zombies y simplemente sobrevivir.

Necesitamos seguir cultivando nuestra mente y, para lograrlo, debemos hacer de la lectura una prioridad dentro de nuestras nuevas posibilidades.

2. Si quieres leer, baja tus expectativas.

Queremos ese sillón mullido y el café en la taza bonita que vemos en Instagram. Queremos leer los clásicos, esos libros de 700 páginas que toda persona culta que se respete ha leído tres veces. Queremos ese espacio de 60 minutos diarios (a la misma hora cada día) en el que nos sentemos a leer sin ningún tipo de interrupciones.

Hora de regresar a la realidad. Hoy quizá tu vida se resume en cambiar pañales sucios, preparar biberones, y tratar de esconder el aroma que emana de tu ropa producto de un fluido corporal desconocido. Debes recordarte una y otra vez: Esto también pasará. Tu bebé no será un bebé por siempre. Tu bebé aprenderá a dormirse solo. Tu bebé dejará de vomitar la comida.

A veces queremos llorar de frustración. Hazlo. Pero no te quedes ahí. Esta etapa terminará y pronto podrás tener una rutina de lectura más estructurada e Instagrameable. Por ahora, ¿qué vas a hacer? ¿Encerrarte en el baño 10 minutos para leer? ¡Genial! ¿Pedirle a alguien que cuide a tu bebé una vez a la semana e ir una hora a tomar un café con un libro? ¡Súper! ¿Levantarte antes que todos para empezar tu día con un poco de lectura antes de que inicie el caos? Amiga, te entiendo (ahora mismo son las 5 AM).

Esta etapa no es para siempre. No intentes alcanzar las estrellas, eso solo terminará desanimándote. Lo poco o mucho que leas hoy no será en vano, te lo aseguro.

3. Si quieres leer, aprovecha los audiolibros.

No sé a quién se le ocurrió que “los audiolibros no cuentan”. Seguramente es mejor lavar los platos escuchando una serie de Netflix o sobrevivir al tráfico escuchando otro programa de radio improvisado.

Los audiolibros cuentan, y pueden ser de gran ayuda cuando nuestras vidas son especialmente caóticas. ¿Estás construyendo una torre de bloques por enésima vez? Hazlo mientras aprendes teología o descubres un mundo lleno de personajes inolvidables.

Yo prácticamente siempre tengo un audiolibro en mi lista de “ahora leyendo”. Utilizo Scribduna especie de Netflix de libros. Si te interesa, en este enlace puedes probar dos meses gratis de suscripción.

4. Si quieres leer, ¡léele a tu bebé!

¿Quién dijo que tu bebé solo tiene que escuchar historias sobre conejitos? ¡Aprovecha mientras tu pequeño no puede interrumpirte con 7 preguntas por párrafo! Jugar juntos no tiene que ser solamente lanzar pelotas o sacudir sonajas. Que la diversión sea para ambos. Tu bebé estará contento mientras le hagas caras graciosas y evites leer monótonamente.

Leer no lo es todo. Juega con tu bebé. Mira un poco de televisión. Aprovecha que hizo una siesta larga y duerme también. Pero no te rindas. No te conviertas en un zombie en modo de supervivencia. Entre mejor cuides tu mente (y tu cuerpo), mejor podrás cuidar a tu bebé.

Créeme, el esfuerzo valdrá la pena.

Libros, ProductividadAna Ávila