Cómo despertarse temprano para orar

Permíteme dejarlo muy claro desde el principio: no tienes que levantarte temprano para orar. Cada uno de nosotros está en etapas diferentes de la vida; para algunos, madrugar no es una opción.[1] Esta realidad puede frustrar a algunos, pero no tiene que ser así.

En la Biblia no encontramos mandamientos específicos sobre cuánto deberían durar nuestras oraciones o en qué momento del día debemos tener nuestro tiempo devocional. Tenemos libertad. Por supuesto, en la Biblia encontramos pasajes que hablan sobre orar por la mañana (Sal 5:3) pero también encontramos pasajes que nos exhortan a orar o meditar en la Palabra en otros momentos del día (Sal 1:2; 55:16-17).

Con todo, hay buenas razones para orar temprano. Hablo más sobre ellas en la versión extendida del video que acompaña esta nota. Tal vez has notado que es beneficioso para ti hacer de la oración una de las primeras prácticas del día; el problema es que te cuesta mucho trabajo ser constante en la práctica. Tengo tres consejos que pueden ayudarte. Debo advertirte que parecerán muy sencillos y que te verás tentado a ignorarlos porque no estás muy seguro de que puedan hacer una gran diferencia. Te animo a ponerlos en práctica antes de desestimarlos. Pruébalos por unas semanas y cuéntame en los comentarios si has visto alguna diferencia o no.

(Sigue leyendo abajo del video).

1) Planea para atrás y duerme.

Con demasiada frecuencia la culpa nos atormenta en la madrugada. Decidimos súbitamente que «hoy sí será diferente». Aunque pasa de la medianoche, programamos tres alarmas para las 6:00 AM, convencidos de que «esta vez si lograremos levantarnos». Las buenas intenciones, sin embargo, no cambian el hecho de que necesitas dormir entre 7.5 y 9 horas para funcionar adecuadamente. Si te desvelas, es natural que te cueste levantarte y mantenerte despierto para orar.

Tu disciplina de orar por las mañanas inicia la noche anterior. Planea hacia atrás. Si quieres orar a las 6 AM, necesitas estar en cama a más tardar a las 10 PM. ¿Qué ajustes necesitas hacer a tu rutina de la noche para lograr estar acostado a tiempo? Como escribe John Piper, «la disciplina de madrugar no es tan difícil como la disciplina de ir a la cama».[2]

2) Deja todo preparado la noche anterior.

Como parte de tu rutina nocturna, prepara todo lo que necesitas para levantarte y actuar. Quizá puedes dejar lista la cafetera y la ropa que te pondrás. Despeja tu escritorio y coloca a la mano tu Biblia y tu cuaderno de oración.

También prepara las cosas por las cuales vas a orar. Puedes hacer una lista, usar post-its para pegar peticiones en la parte de atrás de tu diario o usar un mural. Si te gusta orar la Biblia, elige desde la noche anterior el pasaje en el que estarás meditando.

3) Apaga el teléfono.

De nada sirve hacer todo lo anterior si pasas pegado al teléfono los primeros 45 minutos después de que suene la alarma. Todos hemos estado ahí. Si ya sabes lo fácil que es caer en la distracción, tienes que hacer algo al respecto.

Yo recomiendo simplemente apagar el teléfono. No lo necesitas. Si hay alguna emergencia, puedes usar el de tu cónyuge o uno de esos móviles sin conexión a Internet. Pero la verdad es que no nos importan tanto las emergencias; solo queremos tener la opción de estar en el teléfono. Es mejor admitirlo y conseguir un despertador. También vale la pena evitar el uso de Biblias digitales. Si no tienes esas distracciones, has dormido bien y tienes todo preparado, te aseguro que levantarte temprano para orar no será tan difícil como ha sido hasta ahora.

 

[1] Otros quizá simplemente se rehusan a hacerlo. Ahí hay que examinar el corazón.

[2] Cuando no deseo a Dios, p. 182.

Mis Patreons tienen acceso a una versión extendida del video que acompaña esta nota. Si quieres apoyar mi trabajo con una pequeña contribución económica y unirte a una comunidad con beneficios exclusivos, visita este enlace.