¿Ciencia vs. Cristianismo?
Soy Química Bióloga Clínica. No me gusta decir que soy “científica” porque técnicamente no hago ciencia en un laboratorio todos los días, pero supongo que de alguna manera mi mente es la de un científico. Y me encanta.
Pero también soy cristiana. Lo soy antes y primero que ser científica.
A pesar de estos dos hechos tan relevantes acerca de quién soy, no suelo discutir públicamente acerca de la ciencia y el cristiano. Considero que no estoy preparada para hacerlo como me gustaría. Pero sigo aprendiendo y me divierto debatiendo con mi esposo acerca de esta combinación tan controversial.
La postura de la mayoría de los cristianos acerca de la ciencia me hace rodar los ojos. Es muy triste. La ven como una enemiga, en lugar de un instrumento a través del cual podemos alabar las maravillas de Dios. Ni se diga de la postura de los científicos hacia la religión. Ser ateo (y un ateo que se burla del creyente), es lo de hoy.
Leyendo un breve libro titulado “A Reformed Approach to Science and Scripture” de Keith A. Mathison, me encontré con una joya que explica perfectamente por qué esto de “Ciencia vs. Cristianismo” es algo que no tiene necesidad de existir.
El fragmento trata el tan controversial tema de la edad de la Tierra. Espero algún día poder hablar de este asunto con tanta gracia y agudeza.
Cuando las personas me preguntan qué tan vieja es la Tierra, les digo “no lo sé”. Te diré por qué no sé. En primer lugar, la Biblia no nos da una fecha para la creación. Nos da pistas que parecen indicar, en muchos casos, una Tierra joven. Al mismo tiempo, escuchamos de un Universo que se expande, fechas astronómicas, y otros factores que vienen desde afuera de la Iglesia que me hacen asombrarme.
Creo firmemente que toda verdad es verdad de Dios, y creo que Dios no ha dado revelación solamente en las Sagradas Escrituras. La Palabra misma dice que Dios se revela a sí mismo en la naturaleza, lo que llamamos “revelación natural”. Una vez pregunté a un salón de clases de seminaristas, un grupo conservador, “¿Cuántos de ustedes creen que la revelación de Dios en la Escritura es infalible?” Todos levantaron sus manos. Luego pregunté, “¿Y cuántos de ustedes creen que la revelación de Dios en la naturaleza es infalible?” Nadie levantó su mano. Es el mismo Dios que da la revelación. Pero se preocuparon de que no todas las teorías científicas son compatibles con la Palabra de Dios.
Eso es verdad, pero históricamente, el entendimiento de la Iglesia de la revelación especial de la Biblia ha sido corregida por estudiantes de la revelación natural. Un ejemplo es la revolución Copérnica. Juan Calvino y Martín Lutero rechazaron a Nicolás Copérnico como hereje en el Siglo XVI [porque dijo que el Sol, no la Tierra, era el centro del Sistema Solar]. Sin embargo, no conozco ningún cristiano ortodoxo hoy que defienda la geocentricidad. En ese caso, la Iglesia ha dicho, “Malinterpretamos la enseñanza de la Biblia con respecto al Sistema Solar, y gracias científicos por corregir nuestro malentendido”. Así que pienso que podemos aprender de científicos no creyentes que están estudiando la revelación natural. Ellos podrían obtener un mejor sentido de la verdad a través de su estudio de la revelación natural del que yo obtengo ignorando la revelación natural. Tengo en alta estima la revelación natural.
Sin embargo, si algo se muestra que puede ser enseñado definitivamente en la Biblia sin pregunta alguna, y alguien me da una teoría que piensa que está basada en la revelación natural pero que contradice la Palabra de Dios, voy a permanecer en la Palabra de Dios cien veces de cien. Tengo que repetir, puede ser que tenga una interpretación equivocada de la Palabra de Dios. Pero creo que las dos esferas son esferas de la revelación de Dios, y que la verdad debe ser compatible. Así que si una teoría de la ciencia —revelación natural— está en conflicto con una teoría teológica, hay algo que tengo por seguro —alguien está mal.
No salto a la conclusión de que tiene que ser el científico. Podría ser el teólogo. Pero tampoco salto a la conclusión de que tiene que ser el teólogo. Bien pudiera ser el científico. Tenemos a seres humanos falibles interpretando la revelación natural infalible, y seres humanos falibles interpretando la revelación especial infalible.
Esta es una larga manera de decir que no sé qué tan vieja es la Tierra.
— Dr. R. C. Sproul en Ligonier Ministries National Conference 2012, (vía “A Reformed Approach to Science and Scripture”, p. 14–18)
No tengo nada más que añadir.