Cómo leeré la Biblia en 2020
En este lugar se habla mucho de libros, así que es natural que surjan preguntas acerca del libro más importante de todos: La Biblia.
¿Cómo debo leerla? ¿Qué hago si no sé por dónde empezar? ¿Necesito que alguien me enseñe a estudiarla? ¿Es normal que no entienda nada de lo que estoy leyendo?
Hay muchas preguntas que pueden surgir cuando hablamos de la Escritura. Hoy nos concentraremos en algunas de las que me hacen con mayor frecuencia: ¿Cómo lees la Biblia? ¿Tienes algún plan? ¿Es suficiente utilizar un material devocional?
Mi acercamiento a la Escritura no ha sido siempre el mismo. Es normal que nuestros hábitos devocionales cambien conforme pasa el tiempo. Durante mis años de soltera, mi lectura bíblica y oración lucían muy diferente a como lucen hoy; eso está bien. Así que no pienses que tus “tiempos con Dios” deben ser iguales a los míos (o a los de cualquier otra persona). En este artículo simplemente compartiré lo que estaré haciendo en 2020. Mi deseo es animarte e inspirarte a adaptar estas prácticas a tu propia vida y contexto.
Si quieres leer más acerca de cómo hacer un devocional en general, puedes leer este artículo que escribí para Coalición por el Evangelio.
1. ¿Tienes un plan de lectura?
Sí y no.
Durante la última semana del año pasado contemplé la idea de hacer un plan de lectura anual de la Biblia completa. Hace tiempo no hago uno y pensé “¿¡por qué no!?”. Sin embargo, lo probé durante unos días y no me convenció. Es demasiada presión y demasiada velocidad. Me gusta tener la libertad de pasar tiempo en un solo pasaje y estudiarlo a mi propio ritmo sin sentir que me estoy atrasando.
Creo que los planes de lectura anual tienen su lugar (y algún día volveré a hacer uno, estoy segura), pero no creo que propicien la profundización en el texto bíblico. Son buenos para cuando quieres tener una panorámica general de la narrativa bíblica. Si nunca has leído la Biblia completa, creo que un plan puede ayudarte a conseguir esa visión general del texto.
Si vas a hacer un plan anual, asegúrate de detenerte el tiempo suficiente en el texto para entender lo que está diciendo, cómo apunta a Cristo y cómo aplica a tu vida. Quizá puedes elegir uno de los capítulos que te tocó leer ese día, escribirlo a mano, estudiarlo con detenimiento y orar como respuesta al pasaje.
Sea como sea, cuando leas la Biblia, ¡tómate tu tiempo! No quieras correr a través del texto para marcar como completada tu lectura de hoy.
Aunque no haré un plan de lectura anual de la Biblia completa, sí tengo una estructura para mis lecturas del 2020. Mi esposo y yo decidimos dedicar cada mes del año a estudiar un libro de la Biblia. Terminarla nos tomará algo más de cinco años. No tenemos prisa; ambos hemos leído la Biblia completa antes y tenemos una buena idea del panorama narrativo de la Escritura.
Durante enero estudiaremos el libro de Salmos. En febrero leeremos Josué y después pasaremos a un libro del Nuevo Testamento.
2. ¿Usas algún material devocional?
A veces. Este año decidí leer “Sabiduría de Dios para navegar por la vida”, de Tim y Kathy Keller. Es un libro de devocionales diarios en Proverbios. Cada devocional incluye un versículo, una reflexión y una oración. El tema de la sabiduría es uno de mis favoritos y admiro la pluma de los Keller, así que me pareció ideal.
Los buenos devocionales pueden ser útiles para llevarte a la reflexión, pero solo si los aprovechas bien. Algunas personas se limitan a leer lo que el autor escribió y consideran eso como su tiempo en la Escritura. Esto es un error. Es como esperar que un pedazo de pan masticado por otro sea tu sustento diario. Usa la reflexión para profundizar por ti mismo en el pasaje. Haz preguntas al texto y trata de encontrar cómo se revela el carácter de Dios en lo que estás leyendo. Lee el pasaje completo alrededor del versículo del devocional, para que puedas entenderlo correctamente en su contexto.
No puedes sustituir el estudio personal de la palabra por un estudio que alguien más ya hizo. Si solo tienes tiempo de hacer una cosa, estudia la Escritura tú mismo. No vivas dependiendo del trabajo de otros para entender la Palabra de Dios. Tienes al Espíritu Santo y tienes la Biblia, ¡usa tu mente para alabar a Dios!
“Sabiduría de Dios para navegar por la vida” me servirá para complementar mi estudio diario y para estar reflexionando en Proverbios durante todo el año. Con todo, no creo que un devocional con un versículo diario sea suficiente para llevarme a conocer la Biblia con la profundidad que deseo hacerlo, así que no es mi “plato fuerte”.
3. ¿Haces algún diario?
Tengo años practicando la disciplina de orar por escrito. Tras mucho tiempo de experimentar con aplicaciones, tarjetas, listas y demás, escribir mis oraciones es lo que más me funciona para anclar mis pensamientos y ser constante al elevar mi voz al Señor (aunque a veces no lo haga literalmente).
Lee este artículo para saber más sobre cómo el lápiz y el papel cambiaron mi vida de oración.
Este año continuaré con mi libreta (no veo la necesidad de iniciar con una nueva si aún me quedan hojas en blanco). En ella escribo reflexiones, peticiones, acciones de gracias, pasajes bíblicos, y más. No tiene mucha estructura: Solo pongo la fecha del día y escribo lo que quiera escribir. No tiene mucho atractivo estético: Utilizo mi bolígrafo de tinta negra y no hago lettering, ni dibujos, ni nada por el estilo (no es mi don). El objetivo de esta libreta es meramente ayudarme a desenredar los pensamientos que tengo en mi cabeza y a mantener el hilo de mis oraciones. No me interesa guardar recuerdos para la posteridad. De hecho, en cuanto termino una libreta la tiro a la basura (quizá le tomo una foto antes de desecharla si me siento sentimental). La libreta cumple su propósito cuando recibe las palabras que están en mi cabeza. Lo valioso no es el papel y la tinta, sino el simple acto de escribir.
4. ¿Cómo organizas tus peticiones de oración?
Hago dos cosas:
1) Cuando alguien me pide que ore por alguna situación muy puntual, oro en ese mismo momento. Todos hemos dicho “estaré orando por eso”, aunque pocos lo cumplimos en realidad. En lugar de decir “estaré orando”, digo “oro ahora mismo”.
2) Si la petición es algo por lo que debo estar orando con regularidad, la pongo en un post-it, el cual coloco en la parte final de mi libreta. Cada día intento tomar dos o tres post-its y orar por la situación en cuestión.
Cada cierto tiempo actualizo las peticiones y añado nuevas.
5. ¿Cuál es tu proceso al leer la Biblia?
Generalmente inicio orando por claridad y dando varias lecturas al texto. Después selecciono un pasaje que ha llamado mi atención y lo transcribo a mi libreta. La idea acá es meditar en lo que estoy escribiendo. Poner cada palabra en el papel me obliga a detenerme y poner más atención en lo que se está diciendo.
Una vez que medité y escribí el pasaje, vuelvo a mi Biblia (en formato físico) y empiezo a hacer anotaciones sobre ese mismo texto. Identificó dónde está Dios y dónde están los demás personajes. ¿Quiénes son? ¿Qué están haciendo? Marco palabras o ideas repetidas. Hago preguntas. Anoto mis observaciones. En esta parte puedo pasar un buen rato. De hecho, no me siento obligada a terminar en un solo día. Si se me ha acabado el tiempo, puedo volver mañana y seguir explorando el pasaje. La Biblia tiene riquezas sin fin, así que no creas que de una sola vez encontrarás todo lo que hay en un pasaje.
Una vez que he observado e interpretado el texto, busco aplicarlo a mi vida. ¿Qué me dice acerca de Dios que sea relevante a lo que estoy viviendo hoy? ¿Qué me llama a hacer o dejar de hacer? Trato de meditar un rato en estas cosas y elevo una oración (por escrito), fruto del mismo pasaje que he estudiado.
Dios es quien abre mis ojos
Hay veces que mis tiempos devocionales y el estudio bíblico fluyen con naturalidad, y hay otras que no entiendo nada de lo que estoy leyendo. Con todo, sé que la Palabra me transforma, sin importar cómo me sienta. Mi oración diaria es: “Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley”. Confío en que Dios responde. Mi trabajo es ser diligente y acercarme a la Palabra, pero descanso en que Dios es quien hace la obra en mí.
Saber que el fruto de mi lectura bíblica no depende de mí es lo que me anima a regresar cada día a la Fuente de todo lo bueno. Espero te anime a ti también.
Y tú, ¿cómo leerás la Biblia en 2020?