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Quiero querer escribir este correo. La verdad, sin embargo, es que no tengo ganas. Podría desistir (a veces es la mejor opción), pero primero quiero intentar. Sin muchas expectativas. Sin esperar que estas sean las palabras más inspiradoras de la historia. Simplemente dar un paso, luego otro y luego otro más.
El punto no es terminar. El punto es avanzar. Es ser fiel con la poca fuerza, ánimo y concentración que tengo hoy.
[Un buen rato después].
Lista para dar otro paso. ¿Y tú?
Es muy probable que, mientras lees estas palabras, hay un pendiente que no deja de molestarte en lo profundo de tu mente. No lo completas, pero tampoco puedes simplemente olvidarlo. Quizá es algo sencillo: los platos sucios en la cocina llevan más tiempo acumulándose de lo que te atreves a admitir. Podría ser algo más complejo: un reporte que debes entregar dentro de unas horas y no sabes ni por dónde empezar.
Sea cual sea la situación, la solución es la misma: un paso a la vez. Apaga el teléfono, levántate, camina hacia la cocina, lava un plato y luego otro y luego otro. Apaga el teléfono, define tu tesis, desarrolla un bosquejo, escribe un párrafo y luego otro y luego otro.
Quién sabe hasta dónde podrías llegar si dejas de escuchar a tu desánimo y buscas ser fiel donde estás y con lo que tienes. No necesitas tener ganas de avanzar para dar un paso adelante.