Deja de esperar el momento perfecto
He estado pensado en aquellas cosas de las que me he perdido por esperar el "momento perfecto". Los libros que no he leído, los lugares que no he visitado, las personas que no he conocido. Los newsletters que no he enviado.
Todos tenemos cosas que mejorar. Metas que alcanzar. Buenos hábitos que formar y malos hábitos que romper. Pero nadie es amigo del cambio, incluso cuando es un cambio que anhelamos.
Empiezan las excusas, porque sabemos que queremos cambiar pero también sabemos que no estamos cambiando. Porque tenemos que deshacernos de esa incomodidad de no estar haciendo lo que sabemos deberíamos estar haciendo. La disonancia cognitiva no es divertida.
La excusa del "momento perfecto" es una de nuestras favoritas.
No es que no queramos leer, es que lo haremos cuando el niño se vaya a dormir. Por supuesto, cuando el niño se ha ido a dormir estamos demasiado cansados como para tomar un libro.
No es que no queramos hacer ejercicio, es que con tanto trabajo no tenemos tiempo de salir a caminar. Por supuesto, el tiempo en pantalla de nuestro móvil nos ofrece una pista de que ese no es el caso.
No es que no quiera enviar un newsletter, es que todavía no sé bien qué escribiré. Por supuesto, nunca sé bien qué escribiré hasta que me siento y escribo.
Dejemos de esperar que crezcan los niños, que cambie el trabajo o que llegue la musa; dejemos la excusa del "momento perfecto", porque el momento perfecto jamás llegará.
Hagamos un pequeño ajuste hoy que nos permita crecer en aquello que sabemos debemos crecer. No tiene que ser algo extraordinario:
Leer un minuto hoy es mejor que no leer nada.
Caminar durante 15 minutos es mejor que pasarla sentado frente al ordenador todo el día.