7 hábitos sencillos para mantener la vida en orden

Muchos piensan que, para que su vida sea más ordenada, tienen que cambiar de la noche a la mañana de manera extraordinaria. No es así. Lo que debemos hacer en realidad es enfocarnos en hacer pequeños ajustes que a largo plazo nos lleven al lugar donde queremos llegar. 

Si queremos ser buenos lectores, por ejemplo, no es realista hacer una pila de 100 libros y tratar de terminarlos en una semana. No me sorprendería que después de eso terminaras odiando la lectura para siempre. Más bien, si quieres convertirte en un lector, lo mejor será apartar un espacio regular para sumergirte cada día en las páginas de una buena historia. Cinco años después mirarás atrás y descubrirás que —tras veinte minutos de lectura cada día, todos los días— te has convertido en un lector casi sin darte cuenta.

Entonces, si para ser lector hay que apartar unos minutos para los libros cada día, ¿qué hábitos debo desarrollar para convertirme en una persona ordenada? Si pensamos lo suficiente seguramente se nos ocurrirán miles, pero hoy quiero compartir contigo siete hábitos sencillos que yo practico y podrían inspirarte a hacer tus propios ajustes:

(Sigue leyendo abajo del video).

  1. Planear tu semana (incluyendo plan de comida).

  2. Añadir a tu calendario un espacio de un par de horas a la semana para cocinar los almuerzos que puedas adelantar.

  3. Ir a dormir a la misma hora (una hora adecuada) todos los días, incluso cuando no tienes que levantarte temprano al día siguiente.

  4. No revisar correo electrónico —ni redes sociales, foros de Internet, etcétera— hasta mediodía.

  5. Preparar la mesa para tu devocional de la mañana.

  6. Seleccionar días específicos para reuniones. Estar saltando de una reunión a trabajo enfocado no es divertido.

  7. Registrar tus hábitos.

Cabe mencionar que, cuando los cristianos hablamos de los hábitos no lo hacemos con una mentalidad de «ganar puntos» con Dios, para sentir que somos dignos, o para presumir que somos superiores a otras personas. Los cristianos deseamos ser buenos mayordomos y utilizar nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra atención de manera responsable. 

Podemos practicar la disciplina con gozo, sabiendo que Dios se deleita en que busquemos vivir para su gloria. Y cuando fallamos, no nos sentimos destruidos. Sabemos que podemos correr a los brazos de amor del Señor y encontrar gracia para seguir adelante.

 

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ProductividadAna ÁvilaComentario