Empiezo libros pero nunca los termino… ¿qué hago?

Hoy es el día. Te has comprometido a a desarrollar el hábito de la lectura. Eliges un libro y empiezas. El siguiente día te cuesta un poco más de trabajo, pero reúnes toda la fuerza de voluntad que te queda y tomas de nuevo el libro. Continúas. El tercer día pasa de largo. Tuviste que quedarte una hora extra en el trabajo y el tráfico acabó con el poco ánimo que tenías antes de llegar a casa. El cuarto día no sabes dónde dejaste el libro. Ya lo buscarás mañana. El quinto día recuerdas tu compromiso contigo mismo y tratas de retomar tu lectura, pero la verdad es que no tienes nada de ganas de leer aquel libro que empezaste. Así que buscas otro. Empiezas tu lectura…

Para cuando te das cuenta, tienes 13 libros empezados… todos se quedaron más o menos entre la página 17 y la 30. No recuerdas la última vez que alcanzaste el final de un ejemplar.

No, no eres la única persona que ha empezado decenas de libros para nunca terminarlos.

(Sigue leyendo abajo del video).

Este fenómeno es solo un síntoma de un problema más profundo: los seres humanos nos aburrimos rápido. El brillo de un libro nuevo nos cautiva durante un tiempo bastante corto. Cuando las cosas se vuelven demasiado familiares nos enfadamos y buscamos otra cosa que capture nuestra atención y satisfaga esas ansias de novedad que tanto nos caracterizan en el siglo XXI.

No tengo nada en contra de leer varios libros a la vez. De hecho, lo prefiero. Mi lista de “ahora leyendo” en Goodreads suele tener unos 5 libros. ¿Por qué? Porque lo más probable es que no voy a acabar ninguno de esos libros en una sola sentada. Terminar cada uno me tomará algunas semanas, y no quiero pasar tanto tiempo leyendo una sola cosa. Me gusta tener una variedad de opciones para elegir. A veces quiero leer ciencia y a veces perderme en una novela. En algunas ocasiones tengo energía para meditar en ideas profundas y otras simplemente quiero recostarme y relajarme con algo muy fácil de leer.

Así que leer varios libros a la vez no es el problema. El problema es que somos impulsivos. Cuando nos emocionamos con algún libro empezamos muy animados, pero en cuanto nos encontramos con un poco de resistencia nos rendimos.

¿Qué puedes hacer para remediar el problema de “los mil libros empezados”? Aquí hay seis ideas que podrían ayudarte.

1) Variedad:

“¿No te confundes?”. Esa es la pregunta más común cuando digo que me gusta leer varios libros a la vez. Me parece una pregunta un poco extraña: ¿No están la mayoría de las personas viendo más de una serie en Netflix a la vez? Nadie les pregunta a ellos si se confunden.

Sea como sea, si te resulta confuso leer más de un libro a la vez, lo que te falta probablemente es variedad.

Al leer dos (o más) libros al mismo tiempo, intenta que los temas o géneros no sean demasiado similares. Prueba leyendo una novela clásica y un libro contemporáneo de paternidad, o una biografía y un libro sobre tu profesión, por ejemplo.

Habrá ocasiones en las que no tengas ánimo de leer cierto género. Si tus lecturas son muy similares, no tendrás ganas de leer ninguna, así que lo más fácil será empezar otro libro que nunca terminarás (o peor, lo más fácil será simplemente dejar de leer).

2) Límite:

Quizá has decidido que, como yo, lo tuyo es leer varias cosas a la vez. Excelente. Pero eso significa que debes ser consciente de cuáles son los libros que estás leyendo en este momento. No puedes considerar en tu lista cualquier cosa que hayas hojeado con curiosidad. Quizá empezaste un par de páginas y decidiste que ahora mismo no se te antoja leer ese libro. Eso está bien. Yo no coloco ningún libro en mi lista de “ahora leyendo” hasta que haya alcanzado por lo menos la página 50 (excepciones: un libro extremadamente corto; un libro que sé que debo leer por alguna asignación especial; un libro que me atrapó completamente desde las primeras páginas).

Para no caer en la trampa de empezar decenas de libros y no terminar ninguno, deberás ponerte un límite a ti mismo. ¿Cuántos libros eres capaz de leer al mismo tiempo sin descuidar el resto? Mi límite personal son de 5 a 6. Si apenas estás empezando a cultivar el hábito de la lectura, te recomiendo que no pases de 3.

Para evitar la tentación de empezar otro libro antes de terminar los demás, utiliza Goodreads (o una simple lista en tu diario o en las notas de tu teléfono). Te ayudará a tener un recordatorio visual de cuáles son los libros que estás leyendo actualmente y a no comprometarte a leer más hasta que termines.

3) Suelta:

Que un libro haya llegado a tu lista de “ahora leyendo” no significa que estés obligado a terminarlo. No tienes una pistola en la cabeza. No hay una policía de lectura que llegará a tu casa a humillarte por ser un mal lector y no haber terminado. Si leer un libro se está convirtiendo más en una obligación que en un deleite, lo más probable es que deberías dejarlo.

Hay ocasiones en las que, después de un rato, nos damos cuenta que cierto libro no está funcionando para nosotros. Puede ser algo temporal; quizá este momento de tu vida no es el ideal para leer ese recurso y podrías retomarlo después. Quizá es algo permanente; lo intentaste pero el autor simplemente no está logrando capturar tu atención o lo que tiene que decir no te interesa.

Siéntete libre de soltar. Cuando me parece que es algo temporal, muevo el libro de mi lista “ahora leyendo” en Goodreads hacia mi lista “quiero leer”. Si es un libro que no tendrá otra oportunidad de mi parte, lo agrego a una lista especial de “libros abandonados”. Esto me permite “cerrar el ciclo” de lectura para ese material (ya sea temporal o permanentemente) y me da la libertad de empezar otro libro que quizá es más adecuado para este momento de mi vida.

4) Contexto:

Una estrategia útil para avanzar en cada uno de tus libros sin olvidar los demás es determinar el contexto específico en el que leerás cada uno. Por ejemplo, puedes tener (1) tu libro para antes de dormir, (2) tu libro para cuando estás fuera de casa, (3) tu libro para leer en el baño, (4) tu audiolibro para leer mientras cocinas o vas en el auto… etc.

La clave está en decidir previamente qué libro leerás en qué momento. Por supuesto, esto no significa que si una historia te atrapó está prohibido leerla fuera de la cama. La idea es tener una estructura que te permita avanzar regularmente con cada libro, evitando dejar alguno atrás. Si en cierto contexto tienes ánimo de leer alguno de los otros libros en tu lista, está bien. De nuevo, la policía de la lectura no vendrá a humillarte. Esta herramienta simplemente te ayudará a que no tengas que pensar mucho en qué leerás en qué momento. Asignar los libros previamente eliminará un poco de resistencia a la hora de leer cada día. Al momento de acostarte, en lugar de perder el tiempo en el móvil, simplemente tomas el libro que está al lado de tu cama e inviertes unos minutos leyendo. Si estás esperando en la sala de espera del doctor, en lugar de hojear una vieja revista, sacas el libro que ya tienes en la bolsa.

Esto de asignar un contexto tiene mucho sentido en ciertos casos. Si estás leyendo un libro bastante pesado del que quieres tomar notas, lo más lógico no es leerlo en cama antes de dormir. Para ese momento preferirás una lectura ligera que te ayude a descansar.

Algo muy importante es eliminar toda la resistencia posible. Haz que sentarte a leer sea tu opción más accesible. Si vas a leer en el móvil, no tengas la aplicación de Kindle en alguna carpeta escondida mientras que Facebook está en tu pantalla principal. Si vas a leer antes de dormir, considera dejar tu móvil (y la televisión) fuera de la habitación; ten siempre un libro a la mano en tu mesa de noche, junto con cualquier otra cosa que necesites para disfrutar de tu sesión de lectura sin interrupciones.

5) Rutina:

Si apenas estás iniciando con el hábito de la lectura, no puedes confiar solo en tus buenas intenciones. Créeme, no duran mucho. Lo que debes hacer es un plan. Establece uno o dos momentos de lectura en el día. No tienen que ser muy largos; 15 minutos son suficientes para empezar. Ponlos en tu agenda (con todo y alarma de recordatorio) y cumple con ellos como si fuera una reunión de trabajo.

Tú eres quien mejor te conoces. ¿Eres mañanero o nocturno? ¿Necesitas café o un snack para poder concentrarte? ¿Tienes tiempos muertos en medio del día que puedes aprovechar pero desperdicias en Facebook? ¿En qué momento del día puedas tener de 15 a 30 minutos sin que nadie te interrumpa? Crea rutinas considerando todas estas cosas. No intentes imitar los hábitos de lectura de otras personas. Haz lo que tengas que hacer; quizá te funciona salir 30 minutos antes de casa y leer un rato en el parqueo de tu trabajo. ¿Glamuroso? No. ¿Instagrameable? Lo dudo. ¿Funcional? Eso es lo que buscamos.

Poco a poco te resultará cada vez más natural apartar momentos de lectura cada día. Mientras eso sucede, no menosprecies el poder de la rutina. 30 minutos diarios de lectura concentrada pueden lograr mucho más de lo que te imaginas.

6) Perseverancia:

Habrá días en que no tengas ganas de leer nada. Ni de los libros de tu lista ni de ningún otro lado. Es normal. A todos los lectores les pasa, incluso a los que leen 50 libros al año. La diferencia es que los buenos lectores no permiten que la apatía les impida perseverar. Por eso es bueno ponerte una meta diaria modesta (15 minutos diarios en lugar de una hora). Así, en tus días buenos, cuando estés lleno de ánimo y con bastante tiempo libre, podrás cumplir con tu meta sin problema e incluso leer mucho más. Por otro lado, cuando hayas tenido un día pésimo y llegues a la cama sin haber podido leer una sola letra, quince minutos no serán algo tan terrible de cumplir antes de irte a dormir.

Quizá llevas dos días, dos semanas o incluso dos meses sin cumplir con tu meta de lectura diaria. Bueno, eso ya pasó. No dejes que el desánimo te impida retomar la disciplina. No queda más que sacudirse el polvo y seguir adelante; no hay otra manera de avanzar. Recuerda, leer un minuto hoy es mejor que no leer nada.



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Productividad, LibrosAna Ávila