Toma en serio tu trabajo

Tengo un trabajo extraño. Básicamente me dedico a aprender y compartir lo que aprendo a través de artículos, podcasts, videos y talleres. No tengo hora de entrada ni de salida. No hay ningún supervisor que esté revisando si hago o no las cosas que debo hacer. Mis tareas son diversas: un día podría pasar toda la mañana leyendo y el siguiente grabar podcasts o subir historias en Instagram. 

La parte más terrorífica y emocionante de mi trabajo es que cada día lo diseño yo. Puedo elegir qué leer, qué escribir, qué grabar… y también puedo elegir no hacer nada.

Lo emocionante de la libertad para diseñar mi día es obvio… ¡puedo pasar un montón de tiempo haciendo las cosas que me gustan! Pero esto es lo terrorífico: no tomar en serio mi trabajo es extremadamente fácil. Puedo decir «bueno, esto no es para mañana, así que hoy no tengo que escribir». Puedo convencerme de que no pasa nada si esta semana no subo nada a YouTube… porque «es mi canal y puedo hacer lo que quiera».

Uno podría pensar que estos dilemas son exclusivos de freelancers o YouTubers. No es así. Puede ser que tú tampoco te estés tomando en serio tu trabajo.

Quizá eres estudiante. Tu trabajo es desarrollarte intelectualmente. ¿Te lo estás tomando en serio? ¿Cumples con lo mínimo o tienes una verdadera rutina de estudio y descanso para convertirte en un profesional capacitado? 

Quizá eres ama de casa. Tu trabajo es administrar el hogar. ¿Te lo estás tomando en serio? ¿Sobrevives cada día o planeas para hacer de tu hogar un lugar de reposo y florecimiento para tu prójimo?

Quizá eres dueño de un pequeño negocio. Tu trabajo es construir una empresa. ¿Te lo estás tomando en serio? ¿Vives improvisando o tienes una visión para ofrecer un producto o servicio excelente? 

Quizá no tengas un sueldo fijo, pero eso no hace de tu trabajo algo menos real y valioso que el trabajo de alguien que va de 9 AM a 5 PM a una oficina. 

Dios quiere que usemos nuestros esfuerzos para glorificar Su nombre y bendecir a nuestro prójimo en donde Él nos haya puesto. Tomémoslo en serio. 

 

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ProductividadAna Ávila