Está bien no tener todo el camino resuelto
Existen personas que tienen una pasión. Pintaron con crayones lo que querían «ser de grandes» y la meta jamás cambió. Quizá incluso ya la alcanzaron. Los envidio.
Otros no tenían el futuro tan bien definido, pero encontraron un camino bien trazado en la adultez. También los envidio. Mis compañeros de la universidad, por ejemplo, descubrieron que querían ser científicos. Esa pequeña decisión definió la siguiente década de sus vidas: terminar la licenciatura, seguir con la maestría y el doctorado, buscar un puesto en una institución de investigación. ¿Sería fácil? Por supuesto que no. Pero por lo menos ya sabían hacia dónde caminar.
Yo, por otro lado, jamás he tenido idea de lo que estoy haciendo. Hasta la fecha. Si me preguntas cómo espero que luzca mi vida dentro de cinco años, no tengo la más remota idea. Pero, ¿sabes qué? Está bien.
No tengo que conocer todo el camino, solo tengo que dar el siguiente paso.
Por si te quedaste con ganas de saber más sobre cómo llegué hasta aquí aunque no tenía idea de lo que estaba haciendo…
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