12 frases de «Ama tu cuerpo», de Nancy Pearcey

Durante junio de 2022, mis amigos de la comunidad de Patreon y yo estuvimos leyendo «Ama tu cuerpo», de Nancy Pearcey.

Este libro expone la cosmovisión fracturada del mundo secular: una filosofía que pretende separar a la «persona» del cuerpo. Según la cultura popular, lo que «soy» está separado de la realidad biológica en la que habito. Mi «verdadero yo» puede corresponder o no con mi cuerpo físico. 

Esta manera de pensar es peligrosa y Nancy hace un excelente trabajo en explicarnos por qué. Aquí hay algunas de las mejores frases de este recurso.

«Tendemos a pensar en el materialismo como una filosofía que concede gran valor al mundo material, porque afirma que lo único que existe es la materia. Pero irónicamente, en realidad concede escaso valor al mundo material por considerarlo meras partículas en movimiento sin propósito ni sentido superior» (p. 21).

«Estar obsesionado con el cuerpo no significa que lo aceptemos» (p. 29).

«Hemos sido creados a imagen de Dios para reflejar su carácter, tanto en nuestros actos mentales como corporales. No hay división ni alienación. Somos seres encarnados» (p. 32).

«El problema no es el cuerpo sino el pecado. El cuerpo no es más que el emplazamiento donde tiene lugar la batalla entre el bien y el mal» (p. 40).

«Nadie se pone de acuerdo en definir la persona. Si no se puede equiparar con ser biológicamente un ser humano, entonces ¿con qué? ¿Y cuándo comienza?» (p. 51).

«La noción cristiana de la persona no depende de lo que puedo hacer sino de lo que soy, pues he sido creado a imagen de Dios, y Él me ha llamado a la existencia y persiste en conocerme y amarme» (p. 53).

«El movimiento del derecho a morir presenta la eutanasia como compasiva. Pero tener en poco la vida humana como si fuera un bien de consumo no es compasión. El término compasión significa literalmente “sufrir juntos” (del latín “cum-passio”, sufrir con). La verdadera compasión significa estar dispuesto a sufrir en beneficio de otros, amándolos lo suficiente como para sobrellevar la carga de cuidar por ellos» (p. 90).

«Una vez se niega que los seres humanos tengan una dignidad singular por el hecho de pertenecer a la raza humana, se abre la puerta a la tiranía» (p. 97).

«Cuando los jóvenes experimentan con el sexo, suelen pensar que se rebelan contra la cultura adulta. Pero en realidad están siguiendo el guión que la cultura adulta les ofrece» (p. 124).

«El deseo de apegarse a la persona con quien se comparte la relación [sexual] no es solo una emoción, sino también parte de nuestra química» (p. 127).

«Cuando uno tiene sexo fuera del matrimonio, básicamente miente con su cuerpo. Nuestros actos “afirman” que estamos unidos a todos los niveles cuando en realidad no lo estamos» (p. 139).

«¿Por qué situar los sentimientos sexuales en el centro de la identidad? La Biblia ofrece un argumento más convincente: define nuestra identidad en términos de la imagen de Dios, creados para reflejar su carácter» (p. 171).

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LibrosAna Ávila